El cuaderno, tal y como lo conocemos hoy, fue inventado en 1902 por J.A. Birchall, al que se le ocurrió unir varios folios junto a una cartulina para conformar lo que hoy llamamos cuaderno.
El cuaderno, libreta o bloc de notas es un libro de pequeño tamaño que se usa para tomar apuntes.
Podríamos considerar al cuaderno como el sucesor del papiro (La palabra papiro proviene del término griego πάπυρος papiros, que en latín es papyrus (el plural es papyri), utilizado por los egipcios antiguamente. Significa «flor del rey», pues su elaboración era monopolio real. También es el origen de la palabra papel.
De igual manera, un antecesor sería también la litografía, procedimiento de impresión que consiste en trazar un dibujo, un texto, o una fotografía, en una piedra calcárea o una plancha metálica. Hoy casi en desuso, salvo para la obtención y duplicación de obras artísticas. Su creador fue el cajista alemán Aloys Senefelder en 1796. Etimológicamente, la palabra «litografía» proviene de los términos griegos lithos, «piedra», y graphe, «dibujo».
Volviendo a su inventor, J.A. Birchall, resulta curioso y, hasta cierto modo terrible, la nula difusión, reconocimiento y reseñas que existen sobre el personaje, la historia, el lugar y los motivos que llevaron a esta invención o mejora.
En 1867, Birchall se convirtió en el propietario de una librería, fundada en 1844, en la ciudad de Launceston – Australia (Isla de Tasmania). En su centenario, no hubo reseña alguna a tal invento dentro de los actos de conmemoración realizados. En 2017, el negocio cerró.
El invento, al que Birchal denominó Silver City Writing Tablet, no tuvo una gran aceptación y fue el mismo el que fabricaba los cuadernos.
